lunes, 7 de septiembre de 2009

El Efecto de la Emisión Monetaria

Contribución editorial externa para The New York Times
Por Warren E. Buffett
Publicado el 18 de agosto, 2009


En la naturaleza, cada acción tiene consecuencias, un fenómeno llamado efecto mariposa. Estas consecuencias, sin embargo, no son necesariamente proporcionales.
Por ejemplo, si emitimos el doble de dióxido de carbono que nosotros expelemos hacia la atmosfera quizá produzca mucho más del doble de los problemas posteriores para nuestra sociedad. Entendiendo este concepto, el mundo se preocupa correctamente por la emisión de gases que causan el efecto invernadero.
El efecto mariposa también se extiende al mundo de las finanzas.
Aquí, en los Estados Unidos se está arrojando una substancia potencialmente perjudicial dentro de nuestra economía- la emisión de dinero.
Para estar seguros, nosotros hemos estado haciendo ello por una razón que yo decididamente aplaudo.
El otoño último, nuestro sistema financiero estuvo al borde de un colapso que amenazaba en convertirse en una depresión económica.
La crisis requirió de nuestro gobierno una muestra de sabiduría, coraje y decisión. Afortunadamente la Reserva Federal y las principales figuras de la economía de ambas administraciones, Bush y Obama, respondieron más que hábilmente a la necesidad. Cometieron errores, por supuesto. ¿Cómo pudo haber sido de otra manera cuando los pilares supuestamente indestructibles de nuestra estructura económica estaban cayendo todos alrededor de ellos? Un colapso, sin embargo, fue evitado, con un derrame de dinero federal jugando un rol esencial en el rescate.
La economía de los Estados Unidos ahora está fuera de la sala de emergencias y parece estar en un lento camino hacia la recuperación. Pero enormes dosis de medicina monetaria continúan siendo administradas y, mucho antes, necesitaremos ocuparnos de los efectos colaterales. Por el momento muchos de esos efectos no deseados son invisibles e incluso podrían de todas formas permanecer latentes por un largo tiempo. Aun, su amenaza podría ser tan mal augurio como el provocado por la crisis financiera en sí misma. Para comprender esta amenaza, necesitamos dirigir nuestra mirada hacia donde estábamos parados históricamente. Si nosotros dejamos fuera los años de impacto de la guerra entre los años comprendidos desde 1942 a 1946, el déficit anual más largo en el cual los Estados Unidos ha incurrido desde 1920 fue del 6 por ciento del producto bruto interno. Este año fiscal, sin embargo, el déficit ascenderá cerca del 13 por ciento del PBI, más del doble que el record de los años de post guerra. En dólares, lo equivalente a la pasmosa suma de $1.8 billones de dólares. Fiscalmente, nosotros estamos en territorio desconocido.
A causa de este déficit gigante, la “deuda neta” (ello es, la cantidad de deuda sostenida públicamente) está creciendo rápidamente. Durante este año fiscal crecerá más de un punto por ciento por mes, escalando del 41 por ciento del P.B.I. al 56 por ciento.
Hay que reconocer, que otros países, como Japón e Italia, tienen proporciones mucho más altas y ninguno puede conocer precisamente el nivel de deuda neta con respecto al P.B.I. Estados Unidos a causa de ese antecedente perderá su reputación de integridad financiera. Pero pasaran unos pocos años como este y nosotros lo descubriremos.

Un incremento de deuda federal puede financiarse de tres maneras: por un préstamo externo, por un préstamo de nuestros propios ciudadanos, o atreves de un proceso indirecto, emitiendo moneda. Veamos las posibilidades de cada uno individualmente y en combinación.
El actual déficit de balanza comercial- dólares que nosotros forzamos al mundo a tomar y que deben entonces ser invertidos- serán $400 mil millones o algo así este año. Suponiendo un escenario relativamente benigno, que todo esto es dirigido por los destinatarios- China encabeza la lista – de los compradores de deuda de Estados Unidos. No tiene importancia que todos estos destinatarios de bonos del estado no sea algo seguro- quizás algunos países decidan que comprar bonos Americanos, bienes raíces o compañías enteras tenga más sentido que absorber dólares _ denominados bonos. Las muestras de ese efecto se incrementaron recientemente.

Entonces, tomando el segundo elemento de la perspectiva – tomando prestado de nuestros propios ciudadanos. Suponiendo que los americanos ahorran $500 mil millones, mucho más de lo que vinieron ahorrando recientemente pero quizás acorde al cambio de humor nacional. Finalmente, suponiendo que esos ciudadanos optarían por depositar todos sus ahorros en Bonos de Estados Unidos (en parte a través de bancos intermediarios).

Incluso con esas asunciones heroicas, el Tesoro estará obligado a conseguir otros $900 mil millones de dólares, para financiar el resto de los $ 1.8 billones de dólares de deuda que es la emitida por el Tesoro. Las prensas que imprimen necesitaran trabajar horas extra.

Ralentizar este proceso requerirá una extraordinaria voluntad política. Con el gasto publico del gobierno yendo ahora al 185% de la balanza de pagos, cambios mayores verdaderos en ambas tasas y desembolsos serán requeridos. Una economía reactivada no puede dejar cercanas la brecha entre la oferta y la demanda.

Los Legisladores percibirán correctamente que reduciendo tasas o reduciendo gastos pondrán en riesgo sus reelecciones. Para evitar este destino ellos pueden optar por altas tasas de inflación, que nunca exigirán un voto documentado y que no será atribuido a una acción especifica que cualquier oficial electo tome.
De hecho, John Maynard Keynes largo tiempo atrás puso en un lugar especial un mapa de caminos entre la supervivencia política y un desastre económico o solamente esto: “Por un continuo proceso inflacionario, los gobernantes pueden confiscar, secretamente e inobservadamente, una parte importante de riqueza de sus ciudadanos…. El proceso atrae todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas para el lado de la destrucción, y hace ello de una manera que ni un hombre en un millón puede saber diagnosticar.”

Yo quiero enfatizar que no hay nada de malo o destructivo en un incremento de deuda si este es proporcional a un incremento en los ingresos o activos. A medida que los recursos de los individuos, corporaciones y países crezcan, cada uno podrá manejar más deuda.
Los Estados Unidos se mantienen por lejos como el país más prospero en la tierra, y su capacidad de llevar deuda crecerá en el futuro como lo hizo en el pasado.

Pero fue un hombre sabio el que dijo, “todo lo que necesito saber es a donde moriré, entonces nunca iré allí.” Nosotros no deseamos que la economía de nuestro país evolucione hacia una economía de una republica bananera descripta por Keynes.

Nuestro problema inmediato es volver a poner de pie a nuestro país y volver a la prosperidad – “hagamos lo que hagamos” aun tendrá sentido. Sin embargo, una vez que la recuperación se obtenida, el Congreso debe finalizar con el aumento de la deuda total con respecto al P.B.I y mantener nuestro crecimiento en obligaciones en concordancia con el crecimiento de nuestros recursos. (One of the Euro convergence criteria was that government debt-to-GDP be below 60%).

Emisiones de anhídrido carbónico sin control podrían causar que los icebergs se deshagan. La libre emisión de dinero con seguridad con seguridad causara que el poder de compra de la moneda se deshaga. El destino del dólar yace en el Congreso.

Warren E. Buffett es el jefe ejecutivo CEO de Berkshire Hathaway, un grupo de sociedades de empresas diversificadas.

La versión impresa de este artículo se puede encontrar en el New York Times del 19 de agosto, 2009. Página A27.
Traducción al Español, Rolando Leturia, publicado como Freelance en: http://www.actualidaddemercedes.com/modules.php?name=News&file=article&sid=4280
Publicación en el New York Times
Published by New York Times: http://www.nytimes.com/2009/08/19/opinion/19buffett.html